Desatando nudos

Yo y mis nudos. ¿Qué voy a hacer con tantos nudos? Desatarlos… uno a uno.

¿Y afuera? ¡Afuera está la vida! ¡El juego y la libertad! ¡La amistad!
Afuera es para sentir. Adentro es para esperar.

Y yo… que quiero sentir. Que ya estoy cansado de esperar.
Que no  quiero más un desencuentro… ya no quiero desatar.

Solo quiero salir. Salir y nada más. Salir, a paso firme, y llevarme puesto el mundo si es necesario. Enredarme entre todos estos nudos. Tropezarme con la propiedad ajena, romper paredes, tirar puertas, abofetear a quien me detenga… lo que sea quiero hacer… menos seguir acá, solo, esperando. Desatando estos… interminables nudos.

«¿Acaso cada nudo encierra una verdad?» – siempre pensé… ¿encontraré en alguno de ellos las razones que justifiquen mis penas, mis lados más oscuros? Mi soledad. Mis diferencias con el mundo.

Pero cuál será el nudo que revele esa verdad. En qué parte de mi se esconde tal preciado secreto, llave de la vida.

¿Qué tanto más me voy a desarmar? Buscando, buscando. A veces desesperado, ametrallado por la ansiedad de salir y vivir. Y sentir.

¿Qué tanto esconde un nudo…?

Y tal vez, al fin, uno de estos días. El más o el menos esperado, decida abandonar esta titánica búsqueda. Tal vez diga «basta, me canse» y me vaya. Yo. Solo. Con todos mis nudos, a  atarme finalmente a la vida.

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